Inteligencia, Realidad

No hay partes.

Solamente…

No pensar.

Ni tan siquiera pensar.

No es necesario pensar.

A ser posible… no pensar.

No hay partes.

Solamente…

Eso es lo que eres…

Eso es lo que soy…

Eso es lo que somos…

Nada más. Pero tampoco nada menos.

No somos nada más que…

Solamente…

¿Y el personaje mental? ¿La imagen mental? ¿El ego, el sujeto, la individualidad, la identidad personal?

Ah, sí… también está ahí, indudablemente. Jugando un papel. Pero solo es una apariencia de la verdadera realidad o naturaleza. Que es…

Solo es una forma de ser, del SER. En realidad todo eso… la identidad personal, el personaje, la imagen mental solo es, en el fondo…

No hay nada más que…

Solamente somos…

¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos? No hacemos nada de nada. Tan solo observar y entender.

Que te veo venir… ¡No! ¡No, no, no, no! No te pongas a pensar. A teorizar, a elucubrar de manera conceptual e intelectual. Elaborando explicaciones, definiciones, respuestas. Usando el lenguaje dentro de tu cabeza, que es justamente pensamiento (lenguaje interiorizado). ¡No! ¡Silencio! ¡Observa! ¡Ábrete!

Pensar es superfluo y en realidad innecesario. Aunque puede hacerse y es un camino, una herramienta para ordenar las ideas y sobre todo para aclarar la mente y entender, acceder a la verdadera realidad cuando das el salto.

El pensamiento es solo un espejismo de la auténtica Realidad que es, en el fondo y en verdad…

Solamente eres, solamente somos…

Es decir, LO QUE ES, las cosas tal como son. Talidad. Suchness en inglés.

No le añadas nada más. Ni pensamientos, ni ideas, ni conceptos, ni teorizaciones. Ni imágenes mentales. Ni especulaciones ni elucubraciones. Más importante todavía: no le añadas ningún personaje mental. Ningún supuesto sujeto. Ningún supuesto observador.

No hay partes.

Está de más, sobra ese personaje. Es como una capa de pintura añadida innecesariamente. Todo pensamiento, toda imagen, todo concepto es como un posit que le pegas a la realidad. Está de más. En realidad no hace falta. Es tu mente, la mente, la que lo está añadiendo. ¿No lo entiendes?

Si empiezas a pensar en todo lo expuesto aquí (las nociones básicas) ya te estarás alejando. Alejando mentalmente. O en otras palabras: cayendo en la ilusión, el error, la confusión. Adentrándote en el laberinto.

Si al acabar de leer esta entrada te vas pensando que todo esto solo es mera teorización, ya te estarás equivocando y ya estarás tergiversando lo leído. Una vez más… añadiendo de tu cosecha.

Recuerda…

No hay partes.

Solamente…

Solo eres…

Solo somos…

La comprensión de la condición ilusoria, superflua y superpuesta a la realidad del pensamiento y del ego, de una forma radical, cabal y profunda, es la realización de anattā (entender el no-yo, su ausencia o carencia de una existencia intrínseca). Algo que parece inconcebible, increíble, equivocado o totalmente enfrentado a la lógica y la aparente realidad. No se trata de eliminar, suprimir o disolver totalmente el pensamiento y el ego, sino lo repito porque es muy importante de comprender su carácter ilusorio y superpuesto a la realidad. El ego, la identidad o imagen individual y el pensamiento asociado son solo «formas» o apariencias de esa Conciencia, Inteligencia, Ser o Todo incondicionado y no-dual. Se trata de una configuración o forma de funcionar, haciendo buena esa genial reflexión que un día recogí en este blog…

Y entonces… ¿qué? Si eliminamos o trascendemos todo esto parece que falte algo. Por la sencilla razón de que le hemos estado dando rango de realidad a algo que es una mera ilusión o construcción mental. Entonces… nada. El paulatino o súbito entendimiento de que esta identidad individual en el fondo es una forma o expresión de esa Conciencia o Inteligencia Trascendental supone su paulatina trascendencia y disolución. «Somos» esa Inteligencia, aunque en realidad «somos» nada… o no somos (como individuo, como sujeto separado e independiente). No «somos» ¡increíble!, pero entonces… ¿ni somos ni estamos… o dónde estamos? Porque afirmaciones tan radicales parecen contravenir «la forma en que son las cosas (o lo parecen)». Sí, sí que estamos y «somos». Estamos comprendidos, incluidos o «escondidos», camuflados en ese elemento que repetidamente aparece en este escrito: la Inteligencia. No «somos» porque en realidad lo único que hay es Inteligencia, disfrazada o canalizada a través de «seres» individualizados. Pero resulta que…

Ambos aspectos son la misma cosa. Exactamente la misma. Funciona en ambos sentidos. Estamos una vez más confundidos por una cuestión de apariencias. Y por los engaños cortesía del lenguaje… y del pensamiento.

Así que no es descabellado decir que «solo hay Realidad», sin «nadie» que la perciba (pues esa Conciencia es la propia Realidad). «Nadie» en el sentido de sujeto individualizado, insisto una vez más.

La comprensión justamente de esto es algo fascinante y liberador. Así que ese ego, que es una identidad construida, en realidad sobra. Es un añadido. Una capa mental. La adquisición y el camino de la sabiduría son una cuestión de desprendimiento de lo superfluo, de los engaños de la ignorancia, de desnudarse y de una progresiva simplicidad que nos lleva a nuestra propia naturaleza vacua donde el SER se diluye en la REALIDAD (pues son lo mismo). Al igual que una gota se acaba diluyendo y desapareciendo en el océano. La gota… ¿existió alguna vez como tal?

2 comentarios en “Inteligencia, Realidad

  1. Me ha gustado la imagen de los posit añadiendo cosas a la realidad, es muy gráfica y, en cierta forma, inevitable, claro. En lenguaje, la inteligencia, siempre intentan limitar y definir algo que no necesita ni limitaciones ni definiciones.

    Saludos

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