Araña y telaraña

Si la Inteligencia Trascendental, profunda, de fondo, primigenia, realmente incondicionada y podemos decir que verdadero sustrato de la Realidad —la Realidad en sí misma— es la araña, entonces…

… la mente es la telaraña.

La telaraña, el laberinto, la matrix…

El entramado, el lío, el barullo, la multiplicidad, las formas, las apariencias, los conceptos, los pensamientos, el pensar, la confusión, la ignorancia, la búsqueda, el sufrimiento.

Se me ocurrió hace días, reflexionando sobre la relación entre la inteligencia y la mente. Posibles coincidencias, posibles diferencias, posibles descripciones, posibles explicaciones.

Sí, no es más que un símil. Un símil burdo, torpe, impreciso. Un símil raramente acostumbra a ser algo de una precisión o exactitud al estilo por ejemplo de las explicaciones y «verdades» científicas. Es un símil que puede ser tremendamente matizado. También corregido, debatido e incluso rebatido.

¿Hasta qué punto inteligencia y mente son lo mismo, o no lo son en absoluto? ¿Podemos abstraer o teorizar que existe una inteligencia «primigenia» o «de fondo», y que sería distinto de la «mente»? En el fondo y una vez más, no dejan de ser conceptos, palabras empleadas que intentan explicar la realidad con un mínimo de precisión. Pero a mí como aproximación conceptual o descriptiva, como mapa, me vale y me sirve. Sin entrar a debatir que la «Inteligencia Trascendental» sea distinto de lo que podemos entender por «mente», diría más bien que la primera es el fondo, sustrato o verdadera naturaleza de la segunda. Toda la realidad, con sus múltiples formas, arropa, envuelve y disfraza a esta Inteligencia de fondo, que puedo entender como Pura Luz o Entendimiento, como Conciencia —palabra comodín pero que también me sirve— o como Supraconciencia —excelente concepto, también—.

Mientras que la mente es todo el despliegue de esta facultad que es Pura Luz.

Despliegue, telaraña, laberinto, matrix, el campo de batalla, la vida misma.

Toda la Realidad, con sus múltiples formas, arropa, envuelve y disfraza a esta Inteligencia…

Todas las formas. En realidad somos Luz —Supraconciencia— que encarna en multitud de formas físicas. Incluyendo una que seguro que te suena mucho, mucho. Una forma que solemos denominar «seres humanos». 😀

Muchas personas, y cómo no también muchas religiones, denominan a esta Inteligencia Trascendental, Pura Luz, Conciencia o Supraconciencia «Dios», «divinidad», «Ser superior», «Creador» o cosas por el estilo. De forma análoga, hay personas que sospechan o intuyen que todas estas formas que envuelven o visten a esta Luz no son más que disfraces, máscaras, ropajes, armaduras, cascarones, vehículos… etcétera. Aunque podemos encontrar todo tipo de posturas: algunas se lo preguntan; otras dudan y no lo tienen nada claro; otras lo niegan, directamente («no hay nada más»). Mientras que otras personas están en las antípodas al respecto de esta cuestión: algunas tienen muy claro que este cuerpo y esta mente son un mero cascarón en este plano o realidad cuatridimensional; están convencidas de que es así; lo saben o creen saberlo; lo han experimentado por sí mismas, vivido o entendido… o al menos creen que así ha sido. Me cuento entre estas personas… es evidente, está muy claro.

Y «esta persona», esta personalidad o identidad que está escribiendo ahora esto también es una forma o expresión de esta Inteligencia… y así se entiende, vive y experimenta. Es las dos cosas. Pero que quede muy claro que para el que escribe, no existen ni conceptual ni mucho menos realmente dos niveles distintos y diferenciados, sino que «ambos» están absolutamente interrelacionados, interpenetrados, inextrincablemente enlazados, unidos y mezclados (me remito al fragmento final del sutra).

Por cierto… para aquellas personas que sienten alergia, rechazo o miedo de cualquier traza de espiritualidad, religiosidad o trascendencia podemos echar mano del lenguaje y la interpretación de la ciencia: todo es Energía. Y la energía es y puede ser materia… ¡y viceversa!

Concluyo esta entrada recogiendo fragmentos de otras entradas previas…

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(En El sutra del corazón).

Nos despedimos con un poco de música. Este fascinante y envolvente tema fue usado como intro de una grandísima serie: Dark. Buenísima, una gozada que rompe la mediocridad. Aunque es complicadita. La recomiendo.

5 comentarios en “Araña y telaraña

  1. Me pierdo un poco con algunos conceptos que manejas, aunque ya te voy entendiendo 🙂 Para mi, y entiendo que para ti, son como capas, ¿no? Capas de conocimiento, de inteligencia que nos van, digamos, separando de lo terrenal 🙂

    Creo que te lo he dicho alguna vez, pero estas reflexiones me recuerdan a algunos artículos de Chomsky sobre si el lenguaje humano es algo que viene «pregrabado» en nuestros cerebros o es algo que se aprende desde cero.

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    1. Entiendo que algunas de mis explicaciones, exposiciones o puntos de vista pueden resultar complejos. Tú dices «capas»… bueno, sí, yo digo muchas veces «niveles», preguntarse cuánto de real son «el mundo» y de otro lado esa «luz interior», aunque están absolutamente interconectados y quizá la pregunta es absurda.

      Es una muy buena pregunta la de Chomsky. Quizá me inclinaría a pensar que el ser humano aprende desde cero (a nivel cultural, social) pero no desde cero a nivel biológico o de órganos de los sentidos, cerebro y mente, etc. Seguramente la verdad está a medio camino.

      Namaste. 

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