¿Tienes tiempo? Entonces…

Vamos con una imagen extraída de un hilo del Foro Budismo Mahayana y Vajrayana. La viñeta me parece genial, que lo dice todo. Podría ser un retrato de este que escribe yendo en transporte público. Por supuesto soy el personaje sentado en el centro. En el caso de los dos personajes enganchados a sus pantallas… ¿qué podemos decir? Son perfectos ejemplos de una mente dispersa, distraída, samsárica, mecánica, reactiva, inconsciente, «dormida», aborregada, alienada, probablemente no ajena al estrés, la frustración, el enfado o la elucubración constante. ¿Qué decir de la otra mente, la que decide buscar la calma y observarse a sí misma? Muy posiblemente no es ajena a los males que acabo de citar, pero tiene muchas más probabilidades de tener las herramientas para saber afrontar todo eso. Dejaré que tú mismo/a puedas ponerle los adjetivos pertinentes.

Namaste.

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12 comentarios en “¿Tienes tiempo? Entonces…

  1. De todas maneras voy a hacer una observación. Aquí en esta viñeta vemos plasmadas dos situaciones radicalmente opuestas, dos extremos. No ha de ser así necesariamente. Esa mente atenta, despierta, vacía, ejerciendo la inteligencia, esa mente que observa o medita puede no estar en un estado de pura absorción y recogimiento (incluso gozo), pero puede estar observando en calma el flujo de pensamientos, emociones, sentimientos, reacciones (cómo surge todo esto). Mientras no se deje arrastrar… todo bien. Incluso puede estar mirando contenidos en el móvil si se mantiene atento, relajado, observando… mientras de una forma más o menos evidente no reaccione o no pierda una razonable ecuanimidad.

    No sé hasta qué punto me explico…

    Si se da ese caso (refiriéndome a la persona del centro), entonces me parece muy claro que su estado mental va a ser muy distinto del de las otras dos personas, absolutamente perdidas y enganchadas… al samsara. Ay, al móvil. Me he equivocado.

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    1. «No ir mirando el teléfono me parece un acto casi subversivo y muy necesario para la paz mental». Perfecta la reflexión y estoy muy de acuerdo. No todo el mundo va enganchado al móvil. Hay gente que muy respetablemente lee libros y otros que, como yo, se dedican a observar el entorno, a los demás o a eso, profundizar en ese Sí Mismo (lo hago con los ojos abiertos, por cierto). Ya tengo muy claro que Conciencia es Realidad y viceversa… es profundizar en eso. No hay separaciones ni diferencias.

      ¿Ves? Este es un perfecto ejemplo de libre albedrío, aunque tengamos una pequeña porción (pero no despreciable) dentro de nuestro condicionamiento. No estamos obligados ni condenados a estar pegados a la pantalla, por más interesantes e incluso adictivos que sean los contenidos. Habrá muchas razones, como informarte, entretenerte, comunicarte, divertirte… pero creo que mucha gente lo hace para llenar ese vacío vital y no tener que enfrentarse a sí mismos, a su conciencia, a la gran pregunta de qué somos en realidad. Eso da miedo y provoca rechazo.

      Caer en esa dependencia y aborregamiento totales es enfermizo, es un extremo y eso es malo. De uno depende entonces dosificarlo con inteligencia. Cómo caminamos el camino… eso es libre albedrío.

      Namaste.

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  2. hablacontusamigos9716b6103b

    jajaja Tienes razón, pero no me digas que la imagen no deja de ser curiosa y divertida, si de verdad se diera esa situación, la inmensa mayoría de la gente que le viera esa cara de felicidad al del centro, más que concetrado y meditando pensaría que se ha fumado algo ; ) Te entiendo, sólo es una broma, un beso!

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    1. Ja ja ja… «pensaría que se ha fumado algo», ésa sí que es buena y entiendo perfectamente el sentido de tu broma. Ya, por eso en cierta manera puse ese comentario que creo aclaratorio: estamos viendo en la viñeta dos situaciones o estados mentales extremos y no siempre es tan radical o bestia la diferencia. Y lo que sería meditar o mantener esa mente abierta, atenta, observando y con toda la calma de la que seamos capaces, no es sinónimo de experimentar un gozo extremo (o fruición). Y esta es una gran confusión o error, porque meditar no es exactamente eso. Dicho esto, en esa calma, desapego y gozo se puede profundizar a base de práctica, pues ese estado va estabilizándose porque entendemos que somos eso… llámale Mente Despierta, Inteligencia, atención, energía o como quieras (somos, soy eso). Como dices después, no es fácil llegar a ese estado. Claro, esto requiere práctica y se puede comparar a quien ejercita sus músculos en un gimnasio. Por eso el budismo habla de entrenar, disciplinar, dominar, purificar la mente…

      Yo no voy en el metro en ese estado extremo de beatitud y gozo, ja ja ja. Como le he dicho a Paloma, voy con los ojos abiertos, aunque sí es cierto que puedes profundizar en esa mente atenta, clara, abierta. Por eso la viñeta es un poco «exagerada».

      Feliz e iluminado domingo.

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  3. hablacontusamigos9716b6103b

    Por si no quedó claro lo que intenté decirte – a veces, ya sabes que me explico fatal- sería deseable que todos fuéramos como el pasajero del centro, por supuesto, pero es taaan difícil en según qué circunstancias y sobre todo, desconectarnos de todas las distracciones que nos distraen. Feliz domingo!

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    1. No es fácil hablar de este camino ciertamente complejo que es el camino espiritual, y no quiero con esto dármelas de maestro. En una primera fase sí que se trataría de desconectar, como dices. De abstraerte, de desapegarte, de observar tu mente, buscar la calma y entender que no eres todo ese torrente de contenidos (por ejemplo los pensamientos; por eso ir pegado al móvil es como querer desintoxicarte consumiendo más veneno). Pero si recuerdas un poco mis explicaciones sobre Mahamudra, esa doctrina tibetana conectada al budismo… hay cuatro yogas, de hecho. Y esto quiere decir que en fases posteriores, logrados ese desapego y esa calma desde la que observas, entiendes que lo que «debes» hacer es simplemente observar, integrar, abrazar, aceptar, amar, abrirte, porque somos Uno con la Realidad (no son dos cosas distintas, aquí el lenguaje nos está engañando).

      Conecto esto directamente con otra cosa: la escena final de la película Perfect Days, que acabé de ver ayer (la conseguí de cierto portal). La escena donde vemos la cara del protagonista nos muestra a un hombre en paz consigo mismo, feliz, que acepta las cosas y la vida, sabio… que al mismo tiempo se integra con sus emociones y las deja fluir, con ese dolor que viene desde el pasado, desde experiencias en cierto sentido traumáticas. Es un hombre que ya no busca, no demanda, no exige, no se hace preguntas, no se deja llevar por las elucubraciones, la insatisfacción y sufrimiento traídos justamente por los pensamientos. No está con la actitud de «la vida está en deuda conmigo», ese victimismo inconsciente que tanto daño hace. En definitiva, una persona feliz y en paz… razonablemente. Piensa que una persona que profundice en la meditación alcanzará cotas de paz infinitamente más profundas.

      Pero buena película, me ha gustado bastante sin «alucinarme». No es una película de acción, ciertamente, sino reflexiva. Nos muestra a un hombre en su rutina diaria, totalmente repetitiva… pero él no está agobiado ni infeliz por eso. No se anima un poco la acción hasta que aparece su sobrina, donde asoman las relaciones conflictivas de su familia.

      Me ha gustado mucho esa versión en japonés de «La casa del sol naciente», cantada por esa mujer del bar. También es muy buena la escena donde juegan al pilla pilla con las sombras. Tiene una gran carga humana ese momento.

      Feliz domingo.

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      1. Si te sirve de algo, estuve un tiempo encendiendo el móvil cada día un poco más tarde. Lo apagaba una hora antes de irme a la cama y lo encendía al llegar al trabajo, luego cuando bajaba a tomar un café… luego le he quitado los datos al móvil y sólo los enciendo cuando me acuerdo… ahora el móvil, además, lo tengo siempre silenciado….

        No diré que soy libre por completo, ni quiero serlo (*), pero siento algo de la paz de la viñeta 🙂

        (*) Eso creo que es importante resaltarlo, demasiadas veces nos esclavizan las mismas ansias de libertad que estábamos buscando.

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        1. No es que «me tenga que servir» a mí, sino a ti, en realidad. Está muy bien esto que me cuentas. Realmente todo esto puede convertirse en adictivo y atraparte, absorberte más y más, y entonces es clave dosificar. Si hasta en la misma blogosfera podemos ver esto, con la dinámica del comentar-contestar, los likes, leer a todo quisqui que sigas, etc…. aunque no sea una red social en el sentido literal. Buena parte del problema viene de las redes sociales, de nuestra teórica necesidad de socializar. Claro, esta es la manifestación de cómo nos pueden doler y afectar la soledad y el aislamiento. E intentamos suplirlo… con esto.

          Nunca he estado en Facebook. Mi corta experiencia en la antes Twitter me enseñó lo frustrante y cabreante que puede ser todo esto, por las muchas cosas que ahí funcionan a todo trapo: radicalización, odio, insultos, vanidad, egocentrismo, estupidez supina… Y no tengo cuenta en Instagram ni puta falta que me hace. ¿Sigo? Es que no, no tengo necesidad de todo eso y de socializar un montón de horas, de sentirme aceptado, valorado, visible… parte de un grupo en el sentido gregario. Pero cada uno sabrá, no soy nadie para juzgar. Lo malo en sí no es socializar ni hacer «amistades»… lo malo es la parte falsa de todo eso, y también cómo no esa potencial adicción.

          En cuanto a la pretendida libertad, ya lo dijo Krishnamurti: cuando actúas como reacción a algo, no es verdadera libertad. Pero como le he comentado a Paloma, ese libre albedrío es algo muy sutil que uno debe ir descubriendo… pero no es inexistente ese margen. Tema móviles es un ejemplo claro.

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