Greedflation

Hace un tiempo escribí en este blog sobre lo que se conoce en el budismo como «los tres venenos de la mente». Rescataré directamente algunos fragmentos de esa entrada. Repasemos algunos conceptos básicos…

El término original y técnico que se utiliza [en budismo] es kleshas. Tiene varias posibles traducciones, todas igual de válidas: aflicciones, emociones aflictivas, corrupciones, emociones destructivas, emociones perturbadoras, emociones negativas, venenos de la mente…

Básicamente estos tres venenos son: la ignorancia, el apego (codicia, deseo, pasión… ) y la aversión (ira, odio… ). La entrada al respecto de la Wikipedia nos lo explica:

«… son estados mentales que nublan la mente y se manifiestan en acciones perjudiciales. Kleshas incluyen estados de ánimo como la ansiedad, el miedo, la ira, los celos, el deseo, la depresión, etc. (…)

En las tradiciones Mahayana y Theravada budistas contemporáneas, los tres kleshas de la ignorancia, el apego y la aversión se identifican como la raíz o la fuente de todas las demás kleshas. Estos se conocen como los tres venenos en la tradición Mahayana, o como las tres raíces perjudiciales en la tradición Theravada.

Mientras que los primeros textos budistas del Canon Pali no enumeran específicamente los tres kleshas de raíz, con el tiempo los tres venenos (y los kleshas en general) llegaron a ser vistos como las raíces mismas de la existencia samsárica».

Incluso tenemos una bonita ilustración que resulta muy útil y que está muy bien pensada…

«El Buda enseñó que los venenos mentales son tres: el apego, el odio y la ignorancia. Se le llama los tres venenos porque de ellos crecen los males de la vida y nos corrompen por dentro. En el budismo se encuentran representados por un cerdo (la ignorancia), una serpiente (el odio) y un gallo (el apego), en círculo que parece se devoran. El gallo con su pico abierto parece devora a la serpiente que con su boca abierta parece devora al cerdo que con su boca abierta parece devora al gallo, en una especie de rueda sin fin».

Vamos a fijarnos más de cerca en lo que se dice sobre el apego:

«El apego se encuentra fundamentado en un sentido extremo de poseer algo; lo reconocemos como una identificación mental y emocional obsesiva hacia algo o alguien, un impulso ávido que niega absolutamente la idea de la impermanencia. Para la persona que desea y trata de perpetuar eternamente sus anhelos, todo aquello que impida este propósito se manifiesta mediante formas de enfrentamiento o evasión. Así, ante los impedimentos, el individuo actúa generalmente de manera impulsiva e irresponsable pues trata de obtener, sea como sea, y usando todos los medios a su alcance, cualquier ansia personal que satisfaga sus supuestas necesidades.

Es un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en cuatro creencias falsas: que es permanente, que te va a hacer feliz, que te va a dar seguridad total y que dará sentido a tu vida. Cuando tienes un vínculo de este tipo no estás preparado para la pérdida y no aceptas el desprendimiento».

El apego está íntimamente asociado al deseo, como no podía ser de otra forma. También vemos que bajo esa «categoría» o veneno quedan englobadas la codicia, la avaricia, la ambición…

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Greed en inglés significa justamente avaricia o codicia… (también gula, avidez, ansia de riqueza, dinero o lucro). A partir de esta palabra nació este otro vocablo: greedflation, que significa «la codicia o avaricia de las empresas».

Seguro que a la velocidad de la luz has visto o establecido la relación inequívoca entre esta clase de codicia en concreto y las enseñanzas del budismo. Sí, por supuesto: estoy escribiendo aquí para denunciar un comportamiento, unas prácticas, una actitud y una mentalidad que son venenosos.

Greedflation es un término bastante fácil de entender. Lo sufrimos en propias carnes —y bolsillos— y lo vemos alrededor nuestro todos los días, por desgracia. Para acabar de remachar el clavo, nos sirve perfectamente este buen artículo en BBC NEWS MUNDO: «‘Greedflation’: cómo algunas empresas están utilizando la excusa de la inflación para generar ganancias récord a costa de los consumidores».

Las definiciones y ejemplos que nos da ilustran muy bien qué se quiere dar a entender con dicho término:

«Los beneficios del gigante energético británico BP se triplicaron en el segundo trimestre del año [2022] impulsados por el aumento de los precios del petróleo y del gas natural tras la invasión rusa de Ucrania.

Tanto ExxonMobil como Chevron reportaron un enorme salto en sus ganancias también.

(…)

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, criticó durante una conferencia de prensa a Exxon por ganar ‘más dinero que Dios este año’ en un momento en que los estadounidenses enfrentan los precios récord de la gasolina.

(…)

Pero no solo es la gasolina o el gas, los alimentos, muchos servicios y una larga lista de materias primas industriales se pagan ahora mucho más caras.

Por eso, surgen las preguntas orientadas a saber si las empresas están aprovechando el entorno económico y la inflación para subir los precios y cosechar beneficios empresariales más abultados en un contexto de desaceleración económica.

Y, sobre todo, si con sus subidas de precios para ganar más, están elevando el costo de la vida.

Los datos revelaron en marzo que en Estados Unidos las ganancias corporativas fueron más altas en 2021 que en cualquier año desde la década de 1950».

También los servicios informativos de TV3 han hablado de greedflation esta semana. De cómo grandes empresas no rebajan las tarifas de por ejemplo determinadas fuentes de energía (electricidad, gas… ) con la excusa de la guerra en Ucrania, para obtener beneficios multimillonarios a costa del consumidor. De hecho se habla de otro gigante de los combustibles fósiles, Shell. En una junta celebrada recientemente, incluso algunos accionistas se quejaron de esta avaricia desmesurada y estos beneficios astronómicos, a costa también de estar destruyendo el medioambiente.

Incluso un cargo relevante en el mundo económico, Mário Centeno, gobernador del Banco de Portugal y miembro del Banco Central Europeo, critica a estas grandes empresas por esta avaricia injustificada:

«Si el gas europeo está cayendo el 75% hoy y está en los 23 euros… esto tiene que llegar a la gente».

No hay excusas…

«No hay razón para que eso no pase: que los precios bajen».

Tenemos estas declaraciones en este breve reportaje en forma de vídeo. Desde luego podríamos argumentar que tales declaraciones son un ejercicio de hipocresía, o que no están exentas de ella, pues ya sabemos que los bancos en general son otro de los sectores abonados sí o sí a los beneficios multimillonarios año tras año. Pero bueno, aunque se trate de que una parte de toda esa bandada de buitres critique a otro sector o lobby también integrado por buitres, bienvenida sea la crítica.

De hecho en mi opinión las llamadas empresas energéticas y los gigantes a nivel mundial que negocian con los combustibles fósiles son el ejemplo perfecto de esa greedflation, de esa codicia que no solo está apretando y ahogando a la gente, sino también cargándose el planeta, los ecosistemas y el clima. Otra de las innumerables cabezas de esa hidra: el capitalismo insaciable que empuja al consumismo y que prima el beneficio económico por encima de cualquier otra consideración.

Y todo esto no es porque lo diga «yo»: hay artículos de prensa que documentan perfectamente los beneficios astronómicos de las grandes empresas «energéticas». Por ejemplo éste en Climática:

ESPECIAL | Los datos que confirman que no son energéticas: son empresas fósiles.

Codicia. Egoísmo. Veneno.

4 comentarios en “Greedflation

    1. Uau, tremenda pregunta, que podría abrir un debate filosófico interminable y profundo. A ver, mi opinión, si he de disparar a bocajarro, sería que «teóricamente sí». Pero esto significaría que «la bondad» o el cultivo de todas esas virtudes llevaría a los humanos a superar todas estas actitudes, comportamientos… el egoísmo, la avaricia, todo eso. Es extremadamente difícil, casi imposible. Sabemos que el ser humano es muy complejo. El mundo en el que estamos, y este plano, por decirlo así, es un plano donde operan estos venenos. Es lo real, e imaginar lo otro entra en el terreno de lo ideal o lo que debería ser. Por otro lado, creo que estamos aquí justamente para evolucionar, aprender, perfeccionarnos, etc. Quizá existan planos o mundos o «paraísos» con seres cargados de virtud, bondad, etc. Pero no es la realidad que nos toca vivir. Pero insisto, «teóricamente sí», no es imposible un mundo donde dejes de codiciar o de envidiar u odiar… y dejarte llevar por esa generosidad, amor, sabiduría, ponle el nombre que quieras.
      Namaste.
      Solo necesitamos unos cuantos billones y billones y billones de años. Todo se andará, ja ja ja.

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      1. Soy más realista, creo yo. El Creador o sea lo que sea que lleva culpa en crearnos ha puesto en nosotros las partes iguales de las virtudes y de los venenos (lo malo y lo bueno) precisamente para que evolucionemos, si no ¿como vamos a saber que es malo y que es bueno? Y creo que «la unidad y la lucha de los contrarios» (el termino marxista) es la esencia del nuestro existir y nunca jamas desaparecerá.

        «Estamos en un combate eterno, la tranquilidad sólo se sueña» A.Blok (el poeta ruso)
        Un abrazo con sonrisa.

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        1. ¿»El Creador»? 😀😀
          Bueno, en realidad he expresado con otras palabras algo bastante parecido a lo que dices aquí. Creo que no diferimos tanto. Como he dicho, «teóricamente» o que sería «en un mundo ideal» y justamente sí, puede pecar de ideal… ya lo he dicho, tal y como es nuestro mundo es casi imposible.
          Buena esa máxima del marxismo y también la frase del poeta ruso. Todo es como una eterna batalla. Otros dirían (me incluyo) que avanzamos desde la oscuridad hacia la luz… para aprender, eso es.
          Un abrazo.

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