El negocio de la guerra

El mundo de la guerra se muestra reluciente y consumible, como los coches de un concesionario. Marañas de uniformes, nacionales o extranjeros, con o sin galones, recorren los expositores que muestran lo último en tecnología bélica: carros de combate, drones, perros robot, fusiles de asalto. Hay hasta calzoncillos con protección balística para reducir posibles daños en caso de pisar una mina.

La III Feria Internacional de Seguridad y Defensa (Feindef) ha vuelto a Madrid dos años después con más mostradores, más delegaciones internacionales y más potenciales clientes en busca de armamento, equipos y tecnología punta. El Ministerio de Defensa, miembro del patronato de la fundación que la organiza, no ha escatimado; tampoco las grandes compañías con participación pública, como Indra, Navantia o Airbus. Hay café, vino y cerveza de sobra, y entre lanzaderas de misiles, lanchas rápidas y helicópteros, un cortador profesional va rellenando platos con el embajador español por excelencia: el jamón ibérico recién loncheado.

Así nos relata este interesante reportaje en la web Público la celebración de la feria FEINDEF en los pabellones de Ifema de Madrid este mes de mayo. Para simplificar, las partes tomadas de dicho artículo las he coloreado de violeta.

¿Qué podría aportar de mi parte en contrapartida? No sé… aunque estas reflexiones o enseñanzas no las ha acuñado el que escribe, sino que surgieron hace miles de años…

«Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo».

«En cualquier batalla pierden vencedores y vencidos».

(Buda)

«Nuestra apuesta en seguir invirtiendo en defensa es firme e inequívoca», ha asegurado la ministra del ramo, Margarita Robles, durante la inauguración del foro, donde ha recordado que el presupuesto para defensa llegará al 2% del PIB en 2029, como se acordó en la última cumbre de la OTAN.

El mismo mensaje a la industria armamentística ha lanzado el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), el almirante Teodoro López Calderón, durante su charla, en la que asegurado que hay demanda e inversión de sobra para que el ecosistema empresarial español en seguridad y defensa siga creciendo y desarrollándose, aunque ha advertido de que hace falta más cooperación y menos competencia entre compañías.

Pero qué expresión tan bonita, ¿no te parece? «El ecosistema empresarial español en seguridad y defensa».

La invasión rusa de Ucrania ha disparado el gasto militar europeo, y las empresas que acuden a la feria utilizan este conflicto como su mejor escaparate para demostrar su poder destructivo y, sobre todo, la facilidad de su uso. Una de las grandes atracciones de esta edición es la lanzadera de cohetes HIMARS, de fabricación estadounidense. Su envío a Kiev ha servido a las tropas ucranianas para frenar los avances rusos con bombardeos de alta precisión guiados por GPS contra los puestos de mando enemigos.

A mi modesto entender, el Buda Gautama también fue un auténtico experto en esto de la guerra y la paz. No entiendo cómo no le han invitado a esta edición de la Feindef. Y como proclamaba el hermetismo, «como es adentro es afuera»…

«Nadie te castigará por tu enfado; será él mismo el encargado de castigarte».

«Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos».

«Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar a que la otra persona muera».

(Buda)

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Perros robóticos para vigilar fronteras

Aunque no todo lo que hay en la feria tiene que servir para herir, matar o destruir, explican en algunos expositores. Es el caso de la tecnológica Alysis Robotics, con sede central en Madrid, cuyo perro se cuela a veces entre las piernas de los visitantes. Jorgina Díaz Torres, directora de desarrollo de negocio de la compañía, resume la revolución que ha supuesto la llamada «robótica cuadrúpeda», que imita el movimiento de los animales de cuatro patas.

«Tiene una gran capacidad de adaptarse a entornos totalmente desestructurados y de forma autónoma», explica. Es decir, que a diferencia de los robots que se mueven sobre ruedas, estos son capaces de subir y bajar escaleras, superar desniveles y esquivar obstáculos imprevistos que aparecen.

«No todo lo que hay en la feria tiene que servir para herir, matar o destruir»… menos mal, menos mal, menos mal. Leo esto y ya me quedo muchísimo más tranquilo.

Estas dos noticias e imágenes nada tienen que ver con dicha feria ni noticia; tan solo son para que nos hagamos una idea…

«El ejército de Estados Unidos ya prueba perros robot para la guerra».
«Perro robot es usado como un lanzacohetes en feria de armas de Rusia».

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«Entre los seres que odian, deberemos vivir sin odio».

«La paz viene de dentro, no hay que buscarla fuera».

«El que envidia no tiene paz».

(Buda)

España no tenía una feria para mostrar el negocio de la guerra, pero desde que en 2015 alcanzó el séptimo lugar (octavo en 2012) en el ranquin mundial del comercio de armas, las industrias militares de la mano del Ministerio de Defensa decidieron poner en marcha una Feria Internacional de Defensa y Seguridad (Feindef) para mostrar la producción militar española y promover la venta de sus armas en el mundo.

Esta de hoy es su tercera edición, donde se batirán récords de presencia -más de 500 empresas- entre las que estarán presentes las industrias más importantes de producción militar y de seguridad de España y algunas del exterior de todos los sectores productores: aeroespacial (Airbus, Dassault, Lockheed Martin, ITP, Tecnobit); armas y municiones (Escribano, Expal, MBDA, FMG, Nammo, Instalaza); electrónica (Indra, Sener, Amper, Thales); navales (Navantia); seguridad (Accenture, Elbyt). Además, estarán los estands de los tres ejércitos, pues ellos son los principales consumidores y avaladores de las armas y servicios que ofrecen todas esas industrias.

(Otro artículo, escrito por Pere Ortega, Centre Delàs d’Estudis per la Pau, también en un blog de Público).

Feindef se abre en un momento de general optimismo para el sector industrial militar, debido a que la demanda de armas ha crecido de manera exponencial desde el compromiso alcanzado entre todos los países miembros de la OTAN de alcanzar el 2% del PIB en gasto militar (la media europea se sitúa en el 1,5%). Demanda que se acrecentó tras el inicio en febrero de 2022 de la guerra de Ucrania. Debido a que los países europeos decidieron unánimemente dar apoyo militar y enviar armamento a Ucrania para frenar la invasión de Rusia. Decisión que fue refrendada en la Cumbre de la OTAN de junio de 2022 en Madrid, donde, el propio presidente Pedro Sánchez se comprometió a llegar en 2029 al 2% del PIB español en gasto militar.

«Optimismo». Qué bien, qué bien, qué bien. Qué maravilla. ¿Y esa promesa tan bonita y esperanzadora?: «Llegar en 2029 al 2% del PIB español en gasto militar». El PIB, ese gran Dios (nunca lo olvidemos), ligado al crecimiento económico. ¿Qué podría salir mal, con esta altura de miras de nuestros políticos? Perdonad, la ironía que estoy utilizando es una manera de reconducir mi asco, mi decepción, mi impotencia, mi rechazo frontal. Etcétera.

El resultado es que las industrias militares están exultantes, han visto cómo su negocio prosperaba al ver cómo los gobiernos del bloque occidental se han lanzaban a un desaforado gasto militar, tanto los países europeos de la OTAN como sus aliados en otros continentes: Japón, Corea del Sur y Australia, lugares donde también han aumentado de manera considerable las adquisiciones en armamentos. E impulsando a su vez a aquellos otros países que mantienen rivalidad frente al bloque occidental. Un ejemplo del crecimiento en la producción armamentista, lo tenemos en el ámbito de las municiones y armas para los ejércitos de tierra. La guerra de Ucrania ha disparado el consumo de proyectiles de todo tipo y de armas terrestres, tanto, que ha acabado con los stocks europeos. Así lo señalan analistas de EEUU que aseguran que cada día en Ucrania se lanzan 7.000 proyectiles (de subfusil, granadas o misiles de corto y medio alcance) y que la industria europea no es capaz de suministrar ese elevado volumen de munición. Así, el propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como el presidente Volodímir Zelenski, esta semana han instado a los países europeos a esforzarse en suministrar más municiones y armas al ejército de Ucrania.

En medio de este colosal belicismo que se ha despertado entre los líderes políticos europeos, con José Borrell a la cabeza como representante de Exteriores de la UE, también abogan por acrecentar la producción militar y la ayuda a Ucrania para intentar derrotar a Rusia. Obviando, lo deseable, desplegar todas las posibilidades diplomáticas que condujeran a un alto el fuego para que se iniciaran negociaciones que llevaran a la paz. Como sí han hecho Xi Jinping de China, Lula da Silva de Brasil o el Papa Francisco. Pues la opción de derrotar a Rusia es una opción insensata cuando Rusia tiene como última opción la bomba nuclear.

Quien más se beneficia de esta geopolítica belicista es el complejo militar industrial, que seguro ejerce su presión como lobby sobre los gobiernos para que acrecienten su músculo militar. Y aquí es donde debe situarse la actual FEINDEF por las posibilidades de negocio que representa para un sector que promueve el periclitado si vis pacem, para bellum.

España no es diferente y como buen socio de Estados Unidos y de la OTAN está igualmente inmersa en esa espiral armamentista. El presupuesto del Ministerio de Defensa de 2022 alcanzaba el 1% del PIB, por lo tanto, se trataba de doblarlo para alcanzar el tan deseado 2%. Para llegar a ello, el presupuesto de Defensa de 2023 ha aumentado un 26,3%, 2.672 millones más que en 2022. Algo que no se ha producido en ningún otro ministerio español, poniendo en entredicho el supuesto presupuesto social del gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos.

«El presupuesto de Defensa de 2023 ha aumentado un 26,3%, (…) algo que no se ha producido en ningún otro ministerio español».

Uau… pero si creo que he dado en la clave hace unos momentos: altura de miras. Estamos en buenas manos.

Ya es más que suficiente con las citas extraídas de Público, a quienes agradezco las informaciones. Relacionado con todo esto me encuentro con esta imagen esta mañana…

Una imagen que da mucho que pensar. Zelenski sale de esa cumbre en Hiroshima con una promesa de apoyo incondicional en cuanto a armamento y financiación se refiere. Mucho podríamos argumentar y debatir sobre todo este complejo asunto. Seguramente muchísimas personas se sienten «reconfortadas» o más tranquilas porque encuentran perfectamente lógico ese apoyo a Zelenski y la nación ucraniana, que son los que andan más que sobrados de razón y autoridad moral, al ser el país agredido e invadido. Una parte de mí también lo encuentra hasta cierto punto lógico, pero digamos que no me fío del todo. Un fino olfato me hace desconfiar y huir de un análisis tan plano, simplista y maniqueísta. ¿De verdad todo es tan simple, todo se reduce a que existen buenos y malos, verdugos e inocentes? A nadie debería escapársele el brutal lavado de cerebro (comida de coco) al que somos sometidos presentando a Zelenski casi como un santo, el bueno de la película. Y no es que quiera empezar a cargar contra él, sino que huyo de ese análisis tan simple. También debería ser evidente que hay enormes intereses por presentar a Rusia y sobre todo a Putin como los malos, un auténtico demonio. Y es cierto que el tal Vladímir es un puto monstruo, no seré yo el que lo niegue. Pero existen enormes intereses en toda esta triste historia: geoestratégicos, políticos, económicos, de imagen, de control de la información y el relato… No hace falta ser un lince para atar cabos y deducir que muchos de los conflictos de las últimas décadas han involucrado a países donde el petróleo y otros hidrocarburos y recursos naturales juegan un papel clave: Irak, Siria, Libia, Afganistán, Irán… En un vídeo más que interesante, Juan Bordera, autor de El otoño de la civilización, se refiere a estudios de analistas que señalan una extensísima zona del continente euroasiático —el asunto no se circunscribe únicamente a Oriente Medio— donde el petróleo y otros combustibles fósiles son estratégicos. La zona incluye a Rusia, Ucrania, Azerbaiyán, Bielorrusia…

El gran tablero de ajedrez de la geoestrategia mundial. Nos lavan el cerebro para presentarnos la realidad de la forma que más les interesa, escondiendo o manipulando lo escabroso, lo incómodo; que todo es un juego de pirañas hambrientas a ver quién se lleva el bocado más gordo. Por supuesto que esto también aplica a países latinoamericanos y africanos, no seamos ingenuos al respecto.

Sin quitarle ni un ápice de razón moral al pueblo ucraniano, y solidarizándome con él, tampoco deberíamos olvidar el sufrimiento del pueblo ruso —otra víctima— ya que se ven bajo el yugo de un tirano y llevados al frente bélico por la fuerza y a base de mentiras y manipulación, pues las libertades de pensamiento e información en Rusia están en unos mínimos alarmantes. Pero… es que tampoco sabemos demasiado de lo que se cuece en el interior de Ucrania, algo de lo que no se habla en Occidente. Y tanto maniqueísmo me huele mal. Otra de las cosas que más me molestan e incomodan es ver la aparente comodidad y satisfacción con la que se manejan los Estados Unidos y su presidente con todo este asunto. A nadie debería escapársele tampoco que los EE. UU. parecen los grandes beneficiarios, sin discusión, de esta terrible guerra. Por imagen a nivel mundial y por mil cosas más. La geoestrategia y cómo no la economía y el control de los recursos. Biden y toda su tropa pueden hincharse a vender armas a Ucrania, y así todo el lobby armamentístico estadounidense sale reforzadísimo y obtiene unas ganancias extraordinarias. De hecho, todas las empresas, de cualquier lugar del planeta, dedicadas a este lucrativo negocio. Tampoco deberíamos olvidar que las guerras son grandes oportunidades de negocio y un factor de crecimiento. Destruye primero para forrarte después reconstruyendo. ¡Oh, sorpresa!… una vez más tenemos aquí al capitalismo desastre: primero te voy a joder y hundir y después ya me encargaré de rescatarte vendiéndote mis soluciones. Es una vieja historia.

Y no, no es ninguna buena noticia —ni esperanzadora ni tranquilizadora— el abrazo o la camaradería entre Biden y Zelenski, pues están jugando con fuego e incrementando más y más la radicalización del mundo en dos bandos claramente opuestos, en un ambiente prebélico que recemos a los cielos no nos lleve a lo peor. Y más con el principal enemigo en posesión del botón nuclear. Aquí no hay un único responsable. Todos lo son, incluyendo la industria armamentística española, tan boyante, y al gobierno detrás que la apoya y a todos los gobiernos metidos en el ajo, sean Alemania, Francia, Noruega… ni lo sé con exactitud ni me importa tres pepinos. Panda de hipócritas.

¿Qué decir de este señor? Quizá tenga razón en algunos de sus argumentos, pero eso no le legitima para invadir otro país. Un fanático resentido y lleno de odio. Un déspota frío y calculador, un dictador al que las vidas humanas le importan menos que nada. Un criminal —Biden ni es un santo ni tiene las manos limpias, tampoco—. Un pirado que tira de victimismo y…
… de nacionalismo, otro de los grandes venenos.

Por cierto, en budismo una de las enseñanzas centrales se conoce como El Noble Camino Óctuple, que es la vía que lleva al cese de dukkha (‘sufrimiento’). Este cese del sufrimiento se conoce como nirvana. Dentro del aspecto «sabiduría» tenemos dos de los elementos: la visión o comprensión correcta y el pensamiento o determinación correcta. Especialmente este último podríamos denominarlo, simplificando, como «el recto pensar». ¿Por qué hago mención de esto?

Porque el señor Putin no tiene ni ejerce un recto pensar, sino un pensar absolutamente retorcido y distorsionado.

Esta entrada es un doloroso baño de realidad, lo sé. Ah, por si acaso: señores del Ministerio de Defensa y del CNI, por si entran y leen este post: no soy ningún activista metido a política ni ningún pacifista organizado. Tan solo un pacifista a nivel individual —a mucha honra—, un ciudadano asqueado, decepcionado y preocupado ante este boyante entramado: el negocio de la guerra. El negocio del sufrimiento, la destrucción y la muerte.

«Nuestra propia vida tiene que ser nuestro mensaje».

(Thich Nhat Hanh)

14 comentarios en “El negocio de la guerra

  1. Demasiadas citas. La ética y el sentido común me resultan preferibles. Me quedo con una: «Nuestra propia vida tiene que ser nuestro mensaje».
    (Thich Nhat Hanh).
    Muéstrame la tuya y quizás me convenzas de algo. De las citas… la vida me ha enseñado que, muchas (demasiadas) veces, son el recurso del hipócrita. Sean del autor que sean.

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    1. ¿Demasiadas citas? Posiblemente sí. Lo que ocurre es que esas citas para mí transmiten justamente ética y sentido común, aportan cada una algo y un punto de vista diametralmente opuesto al de ese mundo de las armas y la guerra.
      ¿El recurso del hipócrita? Puede ser, ciertamente; a veces. ¿El propio Buda era un hipócrita, para el caso que nos ocupa? ¿O incluso el que escribe este post y las emplea?
      No sé si lo acabo de entender bien («quizás me convenzas de algo»). ¿No te convence todo lo explicado en la entrada? ¿Tampoco las conclusiones propias escritas al final? ¿O no te convence que acuda a la así llamada sabiduría budista? ¿O no te convence que eche mano de tantas citas ajenas, de otra persona o filosofía? ¿Te resultaría más válido que aporte mis propias conclusiones o citas?
      Tampoco opinas nada al respecto del contenido de lo explicado aquí. Tan solo la alusión y velada crítica al uso excesivo de citas ajenas. O no tienes opinión (imposible) o pasas o no quieres opinar o no te apetece lo más mínimo (¿será porque no estoy dentro de tu pequeño círculo?). Igual ni te interesa el post en sí; igual la cosa se limita a que has venido a devolverme la visita.
      Ya que me interpelas sobre citas propias y me has hecho pensar unos minutos… No sé si merece mucho la pena o tiene demasiado valor o sentido. Quizá siento que lo expresado supuestamente por Buda es perfectamente válido y suficiente y no puede ser mejorado. Quizá esas grandes citas, a la altura de lo esperado, me surgirían la semana que viene o dentro de un año o de diez. Pero puestos a probar he pensado…
      1.»La verdad, la luz, la comprensión, la armonía (etc.) ya están dentro de ti». Utilizando el adverbio «dentro» desde la discutible perspectiva de que esas cualidades son algo diferente de nuestro propio ser. Para acabar de entender esto, deberíamos enlazar con el «como es adentro, es afuera», queriendo significar que las guerras no son más que la proyección exterior de la naturaleza y mente humanas. Pero no solo los conflictos armados, también por ejemplo todo el sistema socioeconómico.
      2.»Ninguna discusión, ningún enfrentamiento, ninguna guerra son realmente necesarios, sabios ni beneficiosos». Entendiendo que vayan más allá de la discusión meramente dialéctica o intelectual, porque si no correríamos el riesgo de no debatir ideas y de caer ciegamente bajo el yugo de los dogmatismos.
      3.»El egoísmo y el deseo son la raíz de todos los problemas». Exactamente en el mismo sentido de que se proyecta lo interior en el mundo exterior. Y enlaza muy estrechamente con la idea central del budismo (vaya, otra vez) de que el apego es la raíz del sufrimiento.
      Pero gustándome entre ellas esta tercera, he recordado otra cita, que tampoco es mía (vaya, joder este tío). Es de una bloguera llamada Mayte Blasco (también escritora) que conversando un día sobre la guerra de Ucrania me escribió algo que me pareció tremendamente acertado a la vez que profundo y simple:
      4.»La guerra es el fracaso de la civilización». A lo mejor no es de ella y la ha tomado de otra persona (muy probablemente ya acuñada en un pasado).
      Por cierto, coincido contigo, la cita que señalas me parece muy hermosa y justamente por eso la usé para cerrar la entrada.
      Quizá ese «quizás me convenzas de algo» viene motivado porque pienses que las guerras son ni más ni menos que inevitables, consustanciales a la naturaleza humana, como lo son el enfrentamiento, el conflicto, etc. Y que todo lo demás son meras utopías y «fer volar coloms», como el propio pacifismo, algo bucólico e irrealizable (filosofía hippy flower) con que nos quieren vender un mundo ideal y mejor. Todo ello plenamente discutible. No quise entrar en el tema del pacifismo por no liarla más.
      Gracias por comentar.

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  2. Iba a seguir la conversación (que no debate) pero me he quedado frenado a la vez que asombrado, al leer esto: (¿será porque no estoy dentro de tu pequeño círculo?) Eso denota que tienes una idea pre-configurada de mí (¿podríamos llamarlo un cierto prejuicio). No; yo no tengo ningún círculo. Ni pequeño ni grande. Cuando hablaba de hipocresía, generalizaba sin intentar señalar a nadie concreto.
    En cualquier caso, no tengo mucho que añadir. Solo quise plasmar una opinión. En cuanto a la guerra -no me gusta- pero verás, algunos llevan dos mil años ofreciendo la otra mejilla y lo único que han conseguido es quedarse sin dientes. Reflexiona sobre si pensarías de igual forma, si vieras una madrugada, tu casa destrozada y tus hijos con las tripas al descubierto. Nos vemos.

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    1. «Preconfigurado» me ha sonado bastante informático y me ha hecho gracia. Tienes razón y por tanto me alegro de estar equivocado, aunque sí creo que tienes cierto «círculo» o lectores y comentadores habituales. Suele ser bastante común (aquí también).
      La alusión a la otra mejilla y al Cristianismo. Fíjate, y con todos los respetos… aquí el Cristianismo y sus postulados brillan por su ausencia, aunque puedan parecerme muy respetables y hermosos los ideales del amor fraternal, etc. De hecho podemos pensar en Gandhi como algo parecido y las víctimas en la India del colonialismo inglés.
      Sí, la guerra, tema complejísimo. Muchas veces (como en el supuesto que planteas) me he preguntado si no hay guerras justas, porque puedes encontrarte a auténticos malos bichos, salvajes, déspotas, tiranos, locos, etc. Quien sea, valen Hitler, Putin, Franco, los romanos, los vikingos, los chinos… Entonces nadie tiene escapatoria, en teoría. A pesar de todo sigo creyendo en los ideales presentados por Buda, en buscar esa ecuanimidad perfecta, que sería no reacción. Lo que ocurre es que queda tan marciano en este mundo en el que vivimos que el 99,999999999% de la gente no lo entiende.
      Nos vemos.

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    1. Señor Ricard Pardo, voy a contestarle.
      En realidad no he concretado ese asunto, ya que podría estar perfectamente en ese 99,999999999% que no entiende esa enseñanza del Buda. Además, la forma en que lo he planteado es tan solo una forma de hablar. Pero… ¿qué pasaría si efectivamente sí entendiera esa enseñanza? ¿Acaso es imposible entenderla, que eso ocurriera? (el pertenecer a la mayoría o minoría es anecdótico, no es ese el quid). Podría entender y de hecho creo que entiendo bastante esa búsqueda de la ecuanimidad perfecta, que implicaría el no reaccionar o el no verse afectado o involucrado por cualquier hecho o acontecimiento, incluyendo efectivamente el asesinato de tus hijos. Lo que ocurre es que una cosa es el planteamiento meramente intelectual (e hipotético, pongamos en esta conversación) y otra el realmente llevarlo a la práctica con todo tu ser, involucrando sentimientos, emociones y reacciones.
      ¿Sería posible mantener una ecuanimidad perfecta en un caso extremo como ese? Es posible que sí, o quizá matizando mucho decir que es posible observar con serenidad ese inmenso dolor.
      O lo plantearé de otra manera: aunque maten a nuestros hijos o a seres queridos, la venganza o lanzarse de cabeza a matar a los verdugos (o enzarzarse en una guerra, en este caso) no les devolvería la vida. Ni nada, de hecho, de lo que pudiéramos hacer. Así que es una buena pregunta, para mí, si la violencia es una buena respuesta a la violencia, si el odio es una buena respuesta al odio, si la crueldad es una buena respuesta a la crueldad, si matar es una buena respuesta a muertes previas.
      ¿Tiene alguna opinión sobre esto, señor Ricard Pardo? Y por estas razones he dicho que ese razonamiento o actitud o enseñanza resultaría absolutamente «marciano», porque la inmensa mayoría de los mortales me parece que ni la entendería ni la aceptaría ni la llevaría a la práctica. ¿Quiere una «prueba» de que esto es así? Aquí le voy a presentar la prueba, señor Ricard Pardo: observe usted la propia respuesta que me ha dado.
      Señor Ricard Pardo, tampoco me ha contestado nada acerca de las propias reflexiones que he pensado y redactado porque indirecta o directamente me lo ha pedido, sugerido o echado en falta. Vaya, y eso que le he dedicado un rato, a propósito. Entonces será que tampoco he logrado convencerle de nada.
      Señor Ricard Pardo, de nuevo muchas gracias por leer y comentar.

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  3. Un Buda, o un bodhisattva, o una Mente Despierta, una «persona» que ha alcanzado el estado de budeidad no genera nuevo karma con sus acciones, reacciones, emociones o pensamientos. Ese es el verdadero meollo de la cuestión (o la explicación). ¿Entiende esto la mayoría de la gente o necesita de explicaciones detalladas, de cierto conocimiento del budismo (y práctica, sin duda)?

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  4. La frase que me transmitió en su día Mayte Blasco y que me parece acertadísima y me gusta muchísimo (»La guerra es el fracaso de la civilización»)…
    La he buscado y aparentemente no encuentro que se le atribuya a ninguna personalidad o pensador anterior. Pero en uno de esos típicos artículos de frases célebres he encontrado unas cuantas reflexiones sobre la guerra que me han gustado bastante. Transcribo aquí unas cuantas…
    2. La guerra no es un fenómeno independiente, sino la continuación de la política por diferentes medios. (Carl P. G. von Clausewitz)
    (Muy buena y muy cierta)
    4. No hay nada que la guerra haya conseguido que no hubiésemos podido conseguirlo sin ella. (Havelock Ellis)
    15. Destruyo a mis enemigos cuando los hago mis amigos. (Abraham Lincoln)
    (Genial, preciosa)
    29. Nunca pienses que la guerra, no importa su necesidad o su justificación, no es un crimen. (Ernest Hemingway)
    31. Cuanto más sudas en la paz, menos sangras en la guerra. (Norman Schwarzkopf)
    32. La guerra es asesinato organizado y tortura contra nuestros hermanos. (Alfred Adler)
    34. La guerra es una derrota para la humanidad. (Juan Pablo II)
    41. La gente no hacen las guerras; la hacen los gobiernos. (Ronald Reagan)
    48. La guerra es solo un escape cobarde al problema de la paz. (Thomas Mann)
    55. La guerra no es una aventura. Es una enfermedad. (Antoine de Saint-Exupéry)
    64. Todas las guerras actúan como boomerangs y el vencedor sufre tanto como el vencido. (Eleanor Roosevelt)

    Pero creo que me quedaría especialmente con esta, muy, muy buena…
    67. Una nación que continúa año tras año gastando más dinero en defensa militar que en programas sociales, se está acercando a la perdición espiritual. (Martin Luther King Jr)

    Y también ésta, que por cierto me la sopló Ana. Solo un genio podía acuñar esto tan ingenioso y plausible…
    68. No sé con qué armas se luchará en la III Guerra Mundial, pero la IV Guerra Mundial será luchada con palos y piedras. (Albert Einstein)

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  5. Como siempre tus entradas me llevan a callejones sin salida… porque, ¿qué opciones tenemos? El sistema es tan gigantesco, ha sido montado de una forma tal que es imposible de cambiarlo, o al menos esa es la sensación que da.

    La paz y la guerra, ambas son decisiones del poder, pero no del poder que surge de las urnas, del poder real, el que manda gobierne quien gobierne… y no sé, no veo factible ningún tipo de oposición.

    Menos mal que las armas que fabrica España son sólo para defenderse y nuestros soldados van repartiendo caramelos por el mundo. Además, nuestra futura reina empieza ahora su formación militar, así que supongo que pronto se irá de voluntaria para Ucrania a defender esos valores que tanto pregona 🙂

    Un abrazo

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    1. Buena observación la de que mis entradas siempre llevan a o reflejan callejones sin aparente salida. Supongo que siempre hay salida a todo, aunque sea un final trágico, el peor de los finales posibles.
      Muy bueno y muy acertado también: «ambas son decisiones del poder, pero no del poder que surge de las urnas, del poder real, el que manda gobierne quien gobierne», sobre todo la alusión a las urnas, que nos hace cuestionar la tontocracia, ni más ni menos. Así es, esas corporaciones y los largos tentáculos del capital, todo mezclado con los poderes políticos (serviles), donde a la vez se presiona a gobiernos para que hagan el mayor gasto militar posible. Siempre ha sido así.
      No sé, por lo menos a mí me da un poco de vértigo todo este asunto de la guerra de Ucrania, sobre todo porque a Putin no le veo demasiado equilibrado, sensato o dispuesto a razonar. No sabemos cuál podría ser su reacción o decisión si pasan incluso los años y Ucrania no cae a sus pies. Quizá busca eso para llevarse la mejor tajada posible y después negociar una paz (siempre hace eso, política de hechos consumados, como la anexión de Crimea). Pero…
      Y claro, si del otro lado tenemos a Occidente armando a Ucrania y haciendo negocio (mi imagen mental es la de un Biden y unos EE. UU. frotándose las manos, satisfechos, con tanto dólar en caja), pues el riesgo de que todo se les vaya de las manos es evidente.
      La guerra… tan vieja como la humanidad. Quizá si incluso llegamos a una destrucción masiva o un escenario apocalíptico nos lo habremos merecido como especie, por no ser más inteligentes, amables y justamente… civilizados. Y encima sumemos el resto de problemas planetarios… no pinta bien.
      ¿Qué podemos hacer? Pues vivir nuestras vidas, seguir, esperando que no explote todo… y tratar de aceptar o asumir esta realidad tan dura, decepcionante y dolorosa, en cuanto a estas esferas políticas, de poder, de estrategia, etc.
      Me reafirma si cabe todavía más en mis ideales o búsqueda o vocación espiritual, ya que creo que no es nada descabellado buscar o conectar con esa luz, inteligencia, conciencia o naturaleza que tenemos o que somos, aunque llegue a apagarse. Total, todos vamos a morir igual, en cien años todos calvos 😀. Porque, como digo, me parece sabio buscar o trabajar en esa serenidad o ecuanimidad, incluso o más aún cuando vienen mal dadas. Ahora bien, respeto todas las formas de pensar y de ver la vida, porque cada uno/a debe encontrar su camino y qué es aquello que le mueve o que le llena, desde lo más simple o cotidiano a lo más elevado (para otros puede ser la cultura, el arte… ).
      También, casi se me olvidaba, pensé mientras escribía la entrada (lo omití) en el posible debate de si las naciones en el fondo deben armarse para tener una teórica seguridad y soberanía (qué tontería, si te quieren atacar o invadir lo harán igual, la historia lo demuestra), un poder disuasorio frente a invasores, creando un teórico equilibrio. Equilibrio que no es, se acaba convirtiendo en una espiral de crecimiento y gasto, visto lo visto. Tú tienes un pepino nuclear, yo uno más gordo o cuatro. Esa argumentación parecería ser la sensata, la que toca de pies en el suelo frente a un pacifismo quizá irrealizable (estamos en lo de siempre, en verdad no se ha intentado ni implementado), un mundo sin ejércitos.
      Así que la historia de las civilizaciones humanas es la de una huida hacia adelante, cogiendo más y más carrerilla hasta pegarse la nata padre, mientras que la historia del budismo y la espiritualidad es justo lo contrario, buscar la serenidad, la quietud, la frenada total (pero fluyendo después), ese centro de gravedad permanente al que le cantaba Battiato.
      Un abrazo.

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      1. La verdad que este tema me preocupa. Me preocupa lo suficiente como para que sea una de los puntos a tener en cuenta para volver a Europa ( a pesar de que mi pareja está convencido como buen argentino que siempre se estará mejor allá que acá 😕).
        Lo que yo veo What es que las personas olvidamos la historia. Los abuelos que vivieron guerras ya no están o quedan tan pocos que a nadie le importa. Los libros, documentales o películas explicando los horrores de las guerras a nadie le importan…o lo que es mucho peor, los jóvenes adaptan esa historia para distorsionarla. El otro día me flipé cuando leí a una nena decir que su amigo judío admiraba a Hitler…y sí…puede hacerlo. ¿Pero qué les pasa? ¿Qué le pasa a la gente? Pues que no recuerdan What. No les importa la historia, ni el sufrimiento ajeno.
        Estamos viviendo una Era de disociación. Vemos las noticias y nos parece una película.
        Creo que la gente a olvidado la realidad. Todo es lejano y no va con nosotros.

        A mí me preocupa mucho todo. Llevo muchos años diciendo que cuando sea vieja viviré como vivía mi abuelo de pequeño. Sin luz, sin agua, sin calefacción…que estamos yendo hacia atrás. Hablo con mucha gente de 30/40 años y no les preocupa ni importa nada. Contestación de muchos de ellos: alguien inventará algo para los residuos, para el agua, etc…y así viven, ajenos a la realidad.

        ¿Qué podemos hacer nosotros? Yo soy del pensamiento de que uno debe hacer cosas cercanas. O sea, cosas cotidianas que ayuden a tu entorno. Votar a quien menos daño pueda hacer. Votar con la cabeza, no con el corazón. Vivir con menos ( como en mi entrada, sin tantos adornos).
        Si me pongo a pensar en lo que yo hago, no comer carne ni nada que provenga de explotación animal ( o reducirlo al máximo), comprar a pequeñas marcas, apoyar el comercio de barrio. No consumir marcas que apoyen a países autoritarios…no sé…si uno se informa puedes hacer muchas cosas desde tu pequeño lugar.
        Me han preguntado muchas veces, ¿Eso ayuda? Pues si. Más de lo que crees.
        Si hablas en buenos términos de lo que uno hace, de lo que cree y de lo que aporta al mundo…a alguien vas a llegar…y ese alguien llegará a otro. Es de a poco…

        No sé si contesté a tu post. Pero es lo que a mí me genera contestarte.
        Las frases de Buda son muy acertadas.
        Las tres primeras las termino de escribir en mi cuaderno. Me van genial para esta tarde que hoy tengo…un poco triste, un poco así.
        Pero me van que ni pintadas.
        Te mando un abrazo gigante 🤗😍

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        1. Aquí ahora ya es de noche.
          No me extraña que te preocupen todas estas cosas. A ti y a mucha gente, a pesar de todo: el rumbo que está tomando este mundo, esta sociedad globalizada.
          Es una muy buena conclusión, la de que hemos olvidado la historia y las lecciones que se extraen de ella, como que a veces se desatan el horror, la locura, el infierno, el mal, lo peor del ser humano. Se olvida como bien dices por un tema de edad y generacional, por no haberlo vivido o mamado de esos relatos. También es una gran verdad esto: «Estamos viviendo una Era de disociación. Vemos las noticias y nos parece una película». Sí, ese distanciamiento se produce aquí, es como ver la guerra de Ucrania en la tele o el hambre en África o los sintecho o los migrantes latinos en la frontera USA. Nos vamos volviendo insensibles, insolidarios, encerrándonos en nuestros caparazones, o al menos muchísima gente. Es como ese título de Pink Floyd, «Comfortably Numb».
          Estoy de acuerdo, hacer cosas y buenas acciones (o inteligentes, que ayuden en la buena dirección) en tu ámbito cercano, en tu entorno. Todo aporta y supongo que sí, va llegando a otra gente. Por eso sería posible «cambiar el mundo» o reenderezar su rumbo desde la población o sociedad civil, si muchos hacemos las cosas adecuadas. Pero quizá hace falta una gran concienciación, quizá hace falta tocar fondo o un gran cataclismo o colapso global, que justamente es hacia lo que vamos. Y lo que comentas, que vamos hacia atrás en el nivel de vida, pues los recursos empezarán a escasear, y la energía es uno de ellos (soy consciente en Argentina, que vive una situación muy complicada). Y el otro gran problema es cómo no esos gigantescos y despiadados poderes o intereses a los que estamos sometidos y que son los que de verdad manejan los hilos, y la industria armamentística es uno de esos tentáculos. Siempre es lo mismo, la búsqueda del beneficio, el capital… que es como decir que priman el egoísmo, la mezquindad, la tremenda avaricia…
          Me alegra mucho si las frases de Buda te parecen acertadas y válidas. Algunas son grandísimas frases.
          Un gran abrazo, Judit.

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